RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS REVISTA Nº 76

MATAMALA, Antonio y HUERTA, Elena, El maltrato entre escolares. Técnicas de autoprotección y defensa emocional. Para alumnos, padres y educadores. A. Machado Libros, S. A., Madrid, 2005, 190 páginas.


Este libro de la Colección “Aprendizaje en práctica” es un relato novelado protagonizado por un alumno de Segundo de Secundaria llamado Ricardo que es insultado, despreciado y agredido por compañeros de su clase. Es un típico caso de maltrato que, como muchos otros, provoca pensamientos negativos y sentimientos muchas veces autodestructivos. Todo en su entorno también se resiente: su familia, sus amigos, su aula… Pero Ricardo no está solo, como nadie suele estarlo en esas situaciones. Su madre intenta intervenir acudiendo al colegio pero el chico, naturalmente, se opone porque cree que eso, de entrada, empeoraría las cosas y que él tenía que intentar solucionar ese problema por sí mismo. Acude entonces a una prima suya, Rosi, alumna de Primero de Bachillerato, gran aficionada a los procedimientos de la moderna psicoterapia racional-emotiva, asesorada por su madre, orientadora de un Instituto.
Rosi entrenará a Ricardo en diversas estrategias de afrontamiento de su situación. En primer lugar le enseña a distinguir bien los términos para analizar su estado: primero, hay que detallar cuáles son los hechos reales; después hay que referirse a los pensamientos, creencias e interpretaciones que el chico tiene de esos hechos para, finalmente, tratar de sus consecuencias (en sus sentimientos y en su conducta). Los primos van teniendo sesiones dialogadas y comunicación electrónica a través de mensajes para ir concretando un programa de trabajo. Los objetivos de dicho plan pretenderán, básicamente, que Ricardo se dé cuenta de que él mismo produce sus pensamientos y que, por tanto, puede manejarlos y de que hay que desdramatizar hechos que pueden parecernos molestos. Las técnicas que tendrá que aprender para conseguirlos serán de tres tipos:
1. Habilidades sociales como aguantar bromas, desactivar insultos, demostrar firmeza, ampliar el círculo de amigos, etc.
2.  Detectar, detener (desviar) y domesticar sus pensamientos.
3. Técnicas de relajación para reducir la agitación y poder afrontar sus emociones negativas.
En la segunda parte de esta novela, Rosi y otros familiares del chico ayudan a cambiar sus creencias y viejos esquemas que dañan su autoconcepto y su autoestima: les llaman “pirañas”. En la tercera parte se tratará de entrenar propiamente en técnicas de autoprotección (ignorar los insultos y/o huir del lugar, responder con preguntas, visualizar de forma positiva, reírse de uno mismo, admitir los hechos desdramatizándolos, responder con firmeza diciendo lo que uno quiere decir  exactamente, sin agresividad pero sin sumisión, e, incluso, poder responder al que se burla con un elogio). Ya en la cuarta parte Ricardo pasa a la acción, buscando aliados entre compañeros de curso que han podido sufrir su propia situación y que, por tanto, mejor puede entenderle y ayudar a salir de ese círculo vicioso. Y en la última parte del libro los chicos se enfrentan a los acosadores. Finalmente, logran cambiar las actitudes más bien pasivas de muchos testigos de los hechos y aislar a los agresores gracias a la intervención de muchos otros chicos y chicas que organizan un Congreso de Comunicación y Amistad. Los padres, el Director y profesores del colegio asumen también sus funciones y protegen a los agredidos negociando con los agresores un cambio de actitud y de conducta.
Completan este relato cinco apéndices que pueden ser muy útiles para intentar intervenir en casos similares. El primero de ellos es un documento sobre el acoso o maltrato escolar, una realidad que padecen muchos escolares. El segundo es un cuestionario de agresiones recibidas. El tercero es un cuadro comparativo de las características de los peces piraña y los pensamientos automáticos negativos (PAN). El cuarto apéndice es un cuestionario sobre habilidades para la comunicación para terminar con otro sobre habilidades sociales.
Este relato, que tan ameno y optimista resulta gracias a la pluma de los profesores Matamala y Elena, puede servir, como bien reza su propio título, tanto a los propios alumnos que viven experiencias parecidas en carne propia o son testigos de ellas, como a los padres que no entienden muy bien qué puede estar sufriendo su hijo, como a los educadores que muchas veces temen intervenir para no verse mezclados en supuestas “peleas de chiquillos” o que es asunto de ellos… Pero está claro que es asunto de todos porque nada de lo que sucede a los alumnos nos es completamente ajeno y porque una de las ayudas que debemos ofrecer como autoridades (padres y/o profesores) es deshacer las situaciones injustas y enseñar que la fuerza de los maltratadores, muchas veces, no es más que el propio miedo de los maltratados. No sea que tratemos de arreglar el mundo y no seamos capaces de ver el desánimo, la desilusión y el dolor que tenemos, desgraciadamente, tan cerca…


María José Rodrigo del Blanco