RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS REVISTA Nº 76

RORTY, R./ VATTIMO, G., El futuro de la religión. Solidaridad, calidad, ironía. Traducción de Teresa Oñate. Paidós, Barcelona 2006, 127 páginas.


Este breve trabajo consta de un artículo de Rorty y otro de Vattimo. Ambos vienen precedidos de una introducción del compilador Santiago Zabala, que les plantea también una entrevista al final. Sin embargo, la brevedad no tiene por qué ir en contra del contenido tratado. De entrada, "el futuro de la religión" parece un tema digno de ser reflexionado. Además, Rorty es agnóstico y Vattimo cristiano, por lo que pueden plantear un digno y diversificado debate. Y los dos son filósofos de gran influencia en el pensamiento contemporáneo. ¿Qué pueden, pues, tener en común? Coinciden en algunos puntos, aunque también se perciban diferencias.
De entrada, los dos aceptan tomar la parte por el todo, entendiendo por religión al cristianismo. Es este un defecto común, en el que no debería caer ningún intelectual de prestigio, pero no es así. Todavía más, ya que Rorty llega, incluso, a decir que "la idea de un diálogo con el islam es inútil" (página 111) y que lo que debería hacerse es volver a la "misión civilizadora europea" (página 110), pues ninguna otra civilización "inventó la democracia y la responsabilidad cívica" (página 111). Así pues, dialogar con el islam no va a servir de nada, lo que podría llevar a preguntar que puede sustituir entonces tal diálogo, aunque mejor es no seguir por esta ruta.
La otra coincidencia general es el tratamiento tan cortés e ilustrado que dispensan a la religión, es decir, al cristianismo. No hay razones filosóficas para ser ateo y rechazar la religión, dice Zabala, ni tampoco para ser teísta y rechazar la ciencia. Parece la nueva armonía preestablecida por tan candoroso pensamiento. Sólo hace falta la secularización. Pero no parece que esto sea poco, ni siquiera fácil. Dudo de que la acepten las dos grandes religiones, a no ser considerando sólo el dorso de las cosas.
Zabala reclama volver a la historicidad más que a lo eterno para hacer posible el diálogo. Si se entiende ‘historicidad’ la pertenencia objetiva a una época o a un tiempo determinado, podemos acabar pensando en la temporalidad de la religión. Y como vayamos por ahí, seguro que encontramos muchas atrocidades atribuibles a las religiones, a excepción, generalmente, de los primitivos orígenes. Desde luego, se entiende lo que quiere decir Zabala en los capotes que trata de echar al asunto, aunque  me parecen demasiado débiles: "Hoy... en vez de la búsqueda de la verdad, buscamos solidaridad, caridad e ironía" (página 31). Es atractivo, si, pero entonces la privatización de la fe y de la religión se hacen inevitables. Ahora bien, vayan ustedes con estas propuestas a las religiones y con seguridad la conversación habrá terminado.
El artículo de Rorty se titula "Anticlericalismo y ateísmo". Ya se de por donde va su tesis: él se proclama un laico anticlerical y ve el ateísmo de la actualidad como anticlericalismo. Esto lo confirma proclamando que las instituciones eclesiásticas "son peligrosas para la salud de las sociedades democráticas" (páginas 52-3).
Vattimo plantea sus propuestas en "La Edad de la Interpretación". La cultura del diálogo  no se dirige ya a buscar la verdad, sino el amor (Charitas): "nuestra única posibilidad de supervivencia humana reside en el precepto cristiana de la caridad" (página 81). Explícitamente se confiesa cristiano personal y culturalmente, pues "nuestra cultura... dejaría de tener su sentido si de ella sustrajéramos el cristianismo" (página 79).
En cuanto al futuro de la religión, que plantea la entrevista planificada por Zabala, no dicen mucho más que lo que ha salido en los artículos. Repite Vattimo que "hoy el pueblo odia el cristianismo a causa de los curas" (página 104). Y despacha al socialismo como "una especie de resultado necesario del desarrollo tecnológico" (página 114). Señor, qué peregrinadas se atreve a decir. Y concluye así: "De cualquier modo, la religión no está muerta, Santiago; Dios sigue en circulación" (página 124).
La verdad es que si todo esto es lo que da de sí el ‘pensamiento débil’, después de la metafísica, tal resultado acabará siendo bastante frustrante. Igualmente creo que el cristianismo se merece mejores defensores.
Teresa Oñate, la traductora al español, ha hecho una excelente labor. Ella sabrá si merece la pena el esfuerzo.


Julián Arroyo