REVISTA Nº 65-66   Julio-Diciembre de 2003

La presencia curricular de la Filosofía

Han pasado ya casi tres años desde que se dispusieron las últimas reformas no derogadas aún que establecían la estructura y las enseñanzas mínimas de la educación secundaria obligatoria y del bachillerato. El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte publicaba el martes, 16 de enero de 2001, dos Reales Decretos, el 3473/2000, de 29 de diciembre, por el que modifica el Real Decreto 1007/1991, de 14 de junio, por el que se establecían las enseñanzas mínimas correspondientes a la educación secundaria (BOE 14/2001, de 16 de enero de 2001) y el 3474/2000, de 29 de diciembre, por el que se modifican el Real Decreto 1700/1991, de 29 de noviembre, por el que se establece la estructura del bachillerato, y el Real Decreto 1178/1992, de 2 de octubre, por el que se fijan las enseñanzas mínimas del bachillerato (BOE 14/2001, de 16 de enero de 2001). Dicha legislación debía ser desarrollada, posteriormente, por las distintas Comunidades Autónomas con transferencias en materia educativa, es decir, todas excepto las Ciudades de Ceuta y de Melilla y los Centros del Exterior dependientes del Ministerio. Durante los años 2001 y 2002, en la mayoría de las Comunidades se fueron constituyendo comisiones de expertos nombradas por las respectivas Administraciones para elaborar informes con los que poder desarrollar los Decretos correspondientes.

En cualquier caso, y en general, la opinión más extendida entre el profesorado es que los Reales Decretos del Ministerio no marcaban enseñanzas mínimas sino contenidos máximos a desarrollar en un tiempo aún más reducido del que disponíamos con anterioridad: en 4º de ESO, para las doce Unidades, como mínimo, de Ética, sólo se disponen de dos horas semanales (y eso en el mejor de los casos porque en Galicia y País Vasco ¡sólo tienen una!); en Filosofía I y Filosofía II la disposición horaria es de tres horas semanales en casi todas las Comunidades Autónomas, en lugar de las cuatro horas anteriores. Si “hacemos las cuentas” de dividir las horas anuales por las Unidades didácticas nos sale una media de dos o tres semanas por Unidad (¡y eso sin contar los “asuntos varios” como actividades complementarias y/o extraescolares, fiestas, puentes, jornadas de huelga, etc...!).

La Sociedad Española de Profesores de Filosofía considera que puede ser útil conocer las bases legales desde las que los profesores de filosofía de todo el Estado desarrollan su actividad profesional de enseñanza de las disciplinas de la especialidad. Por esta razón ha programado la edición del presente número, en el que se incluyen los currículos de la mayor parte de las Administraciones educativas que han podido reunirse, junto con los comentarios valorativos que han redactado los colegas, cuya firma aparece en el número. A todos ellos agradecemos su colaboración, que se pidió que fuera breve y ajustada. Son los lectores quienes tendrán que juzgar sobre sus aciertos y los nuestros. Por otra parte, los currículos que faltan podrán completarse en un número próximo, si los compañeros tienen a bien remitírnoslos.

En cuanto al fondo de los contenidos, esta Sociedad considera altamente positiva la concepción de la España de las Autonomías, apreciando y valorando la riqueza de perspectivas abiertas en esta línea. Sin embargo, una simple lectura externa de los distintos decretos de desarrollo provoca bastante desánimo y una buena dosis de cansancio ante la excesiva centralización y control que el Ministerio ha establecido. Incluso los colegas profesionales que presentaron el informe pedido por su Administración reconocen que podían hacer muy poco, dado que no quedaba apenas espacio para la intervención a la que tienen derecho. Fruto del escaso diálogo son los resultados que ahora contemplamos.

A todo ello se une el hecho de que los profesores nos relacionamos poco y damos escasa publicidad a nuestras experiencias y expectativas. La línea propuesta para el desarrollo de los currículos sigue sin abrir puentes y, quizás, nos fuerza todavía más a permanecer anclados en nuestros propios y limitados contextos con una unificación vacía. Esto ocurre cuando la tendencia europea ensancha sus vuelos por una necesidad vital, económica, política e intelectual indiscutible. Tendríamos que reflexionar todos algo más. ¡Ojalá contribuya a ello esta publicación y se vayan abriendo cauces mucho más generosos!
Precisamente la SEPFI, a pesar de sus escasos medios y del parco apoyo que recibe de las Administraciones educativas, ha colaborado en el alumbramiento de dos proyectos que tratan de ensanchar horizontes. Uno es la constitución de la FESOFI (Federación de Sociedades de Filosofía) que, tras varios años de esfuerzo, ha visto la luz en Madrid el pasado 31 de mayo. Y el otro proyecto es de carácter europeo, un Programa Sócrates que, si es financiado por la Unión Europea, en tres años nos permitirá conocer el estado de la enseñanza de la Filosofía en Italia, Francia y España. En caso de que este proyecto europeo salga adelante, solicitaremos gustosamente la colaboración de profesores de filosofía para poder realizar este trabajo en sus centros docentes.