REVISTA Nº 72       Abril-Junio de 2005

MONOGRÁFICO DE KANT

En el año 2004 se han cumplido dos siglos de la muerte del filósofo prusiano I.Kant. Desde 1804 hasta hoy han ocurrido sucesos muy importantes en la historia de la Humanidad que el filósofo de Königsberg no pudo ni siquiera imaginar. Si el proyecto racional e ilustrado no llegó a implantarse en la sociedad de su época, eso no significa que el ideal de la Ilustración haya dejado de tener vigencia. Aunque vivimos tiempos muy críticos con los excesos de una racionalidad tecnocientífica que parece servir a los “intereses globales” de unos pocos, sin embargo la concepción kantiana de la racionalidad científica y de la ética siguen siendo de total actualidad.

Con este número monográfico dedicado a Kant nuestra Sociedad de Profesores quiere rendir homenaje al filósofo que mejor supo conectar estos tres elementos: el uso teórico de la razón,  su uso práctico y un proyecto ilustrado para toda la sociedad. El epitafio inscrito en su tumba deja patente las dos grandes preocupaciones de su vida: las leyes del mundo físico y la ley moral en el interior del ser humano. Un cielo estrellado sometido a la necesidad de las leyes físicas y un ser humano autosometido libremente al imperativo moral son dos realidades que todavía hoy merecen ser repensadas y reformuladas. La racionalidad crítica que Kant defendió frente a los exclusivismos del empirismo y del racionalismo sigue siendo una sabia vacuna frente a los fundamentalismos actuales, tanto cientifistas como religiosos o morales. La libertad sigue siendo la piedra angular de toda la conducta humana; una libertad que debe estar guiada sobre todo por la razón, porque los sentimientos no parecen la mejor salvaguarda de la convivencia entre los pueblos.

El siglo que acabamos de terminar y el milenio recién estrenado han visto una serie de guerras en muchas partes del mundo, un mundo en el que la luz de la razón se ve frecuentemente oscurecida por la irracionalidad del odio y de la crueldad;  la humanidad actual puede presumir de haber conseguido grandes avances tecnocientíficos, pero no puede estar orgullosa de la enorme pobreza e incultura de muchos millones de seres humanos. Como decía Kant, una cosa es la época de Federico II de Prusia y otra muy distinta es que la humanidad se haya hecho ya ilustrada. Para ser ilustrados hay que tener el coraje de “atreverse a pensar por uno mismo”,  a “hacer uso público de la razón íntegramente” y eso exige un esfuerzo personal que no todos pueden y quieren realizar.

El año 2004 la SEPFI ha celebrado su 25 aniversario y ha querido recordar nuevamente a Kant en su bicentenario, porque la filosofía de la Historia que inspira nuestra singladura tiene estrecha relación con su idea de la sociabilidad y de la educación filosófica.
En su obra La paz perpetua(1795), Kant proponía un Artículo jurídico, ético y político sobre la desaparición de los ejércitos permanentes (miles perpetuus). Su ideal de justicia y de libertad es compartida hoy por todos nosotros, que como educadores en la paz y en la justicia no podemos aceptar que la guerra sea la única forma de dirimir los conflictos humanos y que las máquinas militares sigan creciendo de modo desorbitado en todo el mundo. Una sociedad globalizada por el miedo y el terror no es lo que Kant propugnaba para la humanidad. Contra eso Kant escribía también en “La paz perpetua”  que ningún Estado tiene derecho a inmiscuirse por la fuerza en la constitución y en el gobierno de otro Estado.

            El otro lema de Kant con el que todo educador filosófico se identifica hoy es el de “enseñar a filosofar”;  si Kant fue profesor universitario de filosofía en Königsberg durante toda su vida y ejerció su docencia de forma admirable, los actuales profesores de filosofía somos plenamente conscientes de que no se puede aprender realmente filosofía si uno no aprende a pensar por sí mismo, a reflexionar por cuenta propia, a construir de algún modo sus pensamientos filosóficos. La lectura de Kant y de todos los gigantes de la filosofía occidental es la mejor ayuda, el mejor estímulo en esta apasionante aventura del conocimiento filosófico que hemos emprendido con los alumnos. Enseñar y aprender filosofía debería ser siempre enseñar y aprender a filosofar.

Una última reflexión a propósito de Kant y de la educación en España. La SEPFI sigue estando presente de uno u otro modo en todos los avatares y peripecias que vuelven a acechar de nuevo a nuestro maltrecho sistema educativo. Los Informes internacionales vuelven a señalar ciertas deficiencias graves en diversos ámbitos de la Educación Secundaria y la filosofía se resiente de muchas de estas carencias. Por eso el profesorado se pregunta en muchas ocasiones, ¿cómo se puede leer y entender un texto filosófico si no se entiende un texto castellano de menor densidad conceptual?

La política educativa supone una filosofía de la educación explícita o implícita que las autoridades educativas suelen ofrecer en sus preámbulos de las leyes. En esta ocasión el Ministerio de Educación ha planteado con gran solemnidad la educación de la ciudadanía; y nuestra Sociedad de Profesores de Filosofía, que siempre ha mostrado su voluntad de participación y de diálogo, sigue ofreciendo a los responsables de Educación  su versión kantiana de la educación de los y las ciudadanas. Un ciudadano racional, libre y responsable, un ciudadano ilustrado como quería Kant, tiene que ser educado en el uso teórico y práctico de la razón sin imposiciones, sin adoctrinamientos y sin dogmatismos. Un ciudadano o ciudadana para el siglo XXI ha de ser alguien capaz de ejercitarse  en la crítica racional de todo prejuicio y de toda clase de manipulaciones; alguien que solamente se someta al veredicto de la racionalidad crítica. La ciudadanía o es ilustrada o no es más que un burdo ejercicio de domesticación de las conciencias.