Cuándo: 9, 10, 11 y 12 de diciembre de 2014
Dónde: Universidad de Granada
El presente congreso se propone como un espacio de reflexión sobre el actual debate que viene suscitando la relación entre la literatura y lo político. La literatura se expone a su politicidad desde perspectivas renovadas que van de las comunidades de sentido a su relación con la biopolítica, la relectura de las utopías o la potencialidad disidente de las instituciones, entre otras.
Fundamentales en este debate son las propuestas de Jacques Rancière, para quien la literatura “es indisolublemente una ciencia de la sociedad y la creación de una mitología nueva”. Es posible hablar, desde este punto de vista, de un vínculo inevitable entre las prácticas políticas y literarias, entre literatura y comunidad lingüística. La literatura interviene, en tanto que literatura, en el reparto de lo sensible que reconfigura toda actividad política. La especificidad de la literatura no dependería, desde este punto de vista, de su uso intransitivo del lenguaje, sino de su forma de constituir un nuevo régimen del arte de escribir. De este modo, para Jacques Rancière la expresión “política de la literatura” implica que la literatura interviene en la relación entre las prácticas, las formas de visibilidad y los modos de decir que recortan uno o varios mundos comunes.
En diversos trabajos, como La parole muette. Essai sur les contradictions de la littérature(1998), Malaise dans l’esthétique (2004) o Politique de la littérature (2007), Rancière considera que la literatura es un modo discursivo de discrepancia que contrasta con otros modos inclinados al consenso (“arte ético”). Para Rancière, el consenso produce una ruptura en la base de la democracia. Democracia es poder decir lo contrario, el espacio por antonomasia de la disensión.
Por su parte, Judith Revel, como filósofa política, ha desarrollado el concepto foucaultiano de biopolítica, con el fin de leer las transformaciones de la política actual. Siguiendo las aportaciones de Michel Foucault, Revel ha considerado que el concepto de biopolítica tiene un origen literario. Es decir, en la obra de Foucault, la posibilidad de actualizar la subjetividad es sólo posible a través de un acto de invención, de una creación. Y de este modo, ella reclama, siguiendo a Foucault, y frente al concepto de utopía, la necesidad de una recreación “aquí y ahora”, de un poder creativo para la vida social y política.
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